Durante la última edición del Rally Dakar, los pilotos Manolo y Mónica Plaza sufrieron un accidente en el cuarto día después de que les embistiera un camión, dejando el coche destrozado. Ahora, padre e hijo vuelven a la competición con un vehículo reconstruido y rediseñado por estudiantes de ingeniería de la Universidad Nebrija.

La historia se remonta precisamente a esa semana del accidente. “Apenas nos habían destrozado el coche y estábamos en el aeropuerto comiéndonos una hamburguesa mientras usaba un móvil que me habían dejado en el campamento, porque los nuestros se destrozaron con el accidente. En ese momento veo el proyecto de la Universidad Nebrija que estaba trabajando con sus estudiantes que quería llevar algo material y realista al Dakar”, recuerda Mónica Plaza, copiloto, que rememora los nervios porque al teléfono apenas le duraba 7 minutos la batería. “Se lo comenté a mi padre y bueno... aquí estamos”, asegura Plaza durante la presentación del vehículo en Madrid.

El campus de Madrid-Princesa de la Universidad Nebrija ha sido el escenario elegido por el equipo y por los pilotos para presentar el coche, rediseñado en base al chasis del BV2 de Sodicars que tomará la salida el próximo 31 de diciembre en Arabia Saudi.

En esta cuarta participación conjunta de Manolo y Mónica Plaza, padre e hijo usarán el vehículo rediseñado por un equipo de 15 ingenieros estudiantes de la universidad madrileña que se han aliado con Sodicars, fabricante de vehículos y estructura deportiva con más de 11 años de experiencia en motorsport para rediseñar y mejorar este coche que competirá en los casi 5.000 kilómetros cronometrados del Dakar 2023.